Ya perdí la cuenta de los libros que llevo escritos, porque no son exactamente los publicados. El escritor que soy escribe mucho, pero también destruye mucho. De ahí que a veces me líe, y recuerde incluso títulos que nunca publiqué porque trasladé a la papelera. El escritor que soy también se devora caníbalmente. Me como, me devoro en busca de un saciamiento que no llega porque la literatura siempre nos lleva una vuelta de ventaja. En mi última novela publicada, La ternura del caníbal, hay un narrador protagonista que conoce muy bien los fantasmas de mis sótanos pero que se enrolla con una piba que está muy buena, pero, como no es oro todo lo que reluce y las apariencias engañan, deberemos llegar al final de la novela para conocer el nombre de nuestros caníbales. Todos llevamos un caníbal dentro. Leyendo esta obra, te propongo descubrir qué come tu caníbal, de qué se alimenta. Solo te pido estar dispuesto al susto.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies